domingo, 2 de febrero de 2014

CINE AVELLANEDA


CINE AVELLANEDA
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA


 

 EL AVELLANEDA:    DE CINE A TEATRO
 
 

En 1938 se plasmara en proyecto arquitectónico la construcción de un cine en los bajos del elegante edificio que, como no podía menos, se llamó durante sus casi o más de cuarenta años Cine Avellaneda. Leemos que a partir de entonces se convertirá en pequeño coliseo quedando atrás su anterior destino que inició en 1946 permaneciendo como tal hasta 1986. Lo que a partir del próximo año será teatro funcionó como cine desde mediados de la década de los cuarenta del pasado siglo y cuya sala de proyección forma parte de un soberbio edificio de cinco o seis plantas que fue levantado en la esquina de las calles Herrería y Plazoleta Mesa de León en el que, según los entendidos, el autor del proyecto varía su estilo entre el academicismo-regionalismo del alzado y los estilemas (rasgo de estilo que caracteriza al autor o a una escuela) clasicistas en el porche del cinematógrafo. El edificio, y consecuentemente el propio cine, fue un encargo realizado a finales de los años treinta del pasado siglo por Susana Cardoso Ruiz de Medina, viuda en aquel momento de Rafael Llarena Avellaneda, con un proyecto (al que corresponde la fachada reproducida de los planos originales) del que fue autor Antonio Cardona Aragón. Susana Cardoso lo presentó en el ayuntamiento el 15 de julio de 1938 en cuya memoria el arquitecto (profesional madrileño que se afincó en la ciudad y matrimonió con dama de la misma y que fue autor igualmente de numerosos y destacados edificios que aún se levantan en la ciudad y en la isla) señala que el cine tendría un aforo de 725 espectadores repartidos entre 454 de la planta baja y los 288 restantes situados en el llamado anfiteatro, agregando que "para que los espectadores vean perfectamente la pantalla desde sus asientos al piso de patio de butacas se le ha dado la inclinación necesaria y al anfiteatro el escalonamiento debido".
El cine que esconde el Guiniguada

Aunque el proyecto data de 1938 el que se llamó "Edificio Avellaneda" en su conjunto tardó algunos años en construirse pero ya aparece como tal en anuncios de periódicos cuando ya se encontraban en sus bajos allí instalados varios establecimientos, entre otros en 1944 el Instituto de Belleza "Metropol" y en 1945 los "Almacenes Vegueta". El ayuntamiento no dio el certificado de final de obra hasta 1951 en que ya se había concluido la sexta y última de sus plantas. El Cine Avellaneda se inauguró el 3 de julio de 1946 "con asistencia de las primeras autoridades civiles y militares", según el ritual periodístico de la época, donde leemos en la reseña del periódico LA PROVINCIA que "el nuevo local descuella por la sobria elegancia con que ha sido construido en uno de los lugares más encantadores de la vieja Vegueta". El acto comenzó con la proyección del tradicional noticiario NO-DO "sobre la vida nacional desde 1934 hasta la hora actual", seguida de dibujos animados de Popeye para finalizar con la película de Columbia titulada "Los hombres que la amaron", realizada en 1941 bajo la dirección de Gregory Ratoff e interpretada, entre otros, por Loretta Young y Conrad Veidt, que a partir del día siguiente se proyectaba para el público con entradas de butaca a 4,50 pesetas y anfiteatro a 5,50. El día 10 figuraba en la cartelera el film "Sospecha" por Cary Grant y Joan Fontaine.



Recuperado en 1986 por el Gobierno de Canarias y su Consejería de Educación, Cultura y Deportes, se pensó inicialmente dedicarlo a sede de la Filmoteca Canaria alternando allí representaciones teatrales, advirtiéndose entonces que para estos últimos fines no reunía las condiciones necesarias, por lo que se realizaron algunas pequeñas reformas que concluyeron en 1987 a partir de cuyo momento pasó a llamarse Teatro Guiniguada y que el próximo año, con una nueva y definitiva reforma, se abrirá al público ganando la ciudad otro local para la expansión de la Cultura.
DIEGO F. HERNÁNDEZ
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
El antiguo Cine Avellaneda aflora en el gris cemento que reviste la fachada del Teatro Guiniguada. Los trabajos de rehabilitación de este espacio escénico, que emerge en la esquina de la calle Herrería con la plazoleta Mesa de León, en Vegueta, que se retomaron en marzo de 2010 tras una década de laberintos administrativos y judiciales y fases de obra interminables, han traído de vuelta al presente el espectro fílmico de los años 40 y 50 del pasado siglo, cuando el Avellaneda era uno de los grandes templos del séptimo arte en la capital grancanaria.
Como fantasmas del ayer, los rostros de Clark Gable y Jean Harlow, protagonistas de Mares de China (1935), producción estadounidense dirigida por Tay Garnett; y de Claudette Colbert, actriz estelar de Regresaron tres 1950), cinta de Jean Negulesco, afloran sobre el papel gastado en el hueco que el frontis reservaba a los estrenos de cartelera. Igualmente, otros ininteligibles y castigados por el paso del tiempo a modo de collage fruto de las sucesivas pegadas.
El descubrimiento da pie a recuperar la historia de un inmueble que nació como cine con un aforo de 725 localidades distruidas entre las 454 habilitadas en el patio de butacas, y otras 288 en su anfiteatro, y que tras su reinauguración, prevista para mayo de 2011, volverá ser cine una vez que Filmoteca Canaria regrese a la que fuera su casa desde que en 1986 el Gobierno canario se hiciera con la propiedad del edificio. La directora de Filmoteca Canaria, María Calímano, desconocía ayer el hallazgo, aunque mostró su interés por recuperar esta cartelería antigua como patrimonio del ahora Teatro Guiniguada. "La idea es que el Teatro sea la sala oficial de Filmoteca Canaria", dijo ayer Calímano. Y seguirá habiendo cine con un aprovechamiento del espacio que se diseñó inicialmente como cine de planta triangular y se reconvirtió en espacio escénico multiusos.
Estreno
La fisonomía exterior que imprimió al proyecto arquitectónico diseñado por Antonio Cardona Aragón en julio de 1938 no se ha visto afectada con el paso de los años. El inicial Edificio Avellaneda, que antes de funcionar como cine acogía en sus bajos establecimientos comerciales hacia la mitad de la década de los años 40, emergía como un coloso con seis plantas de altura.
Sin haber construído la totalidad de su estructura, algo que no llegaría hasta la década siguiente, en julio de 1946 la ciudad se engalanaba para ver en pantalla grande a Loretta Young y Conrad Veidt, la pareja de actores de Los hombres que la amaron (1941), de Gregory Ratoff, eso si después de visionar, sin derecho a réplica, el NO-DO, y un surtido animado de Popeye. El Avellaneda sería con los años, la pantalla de galanes, amoríos, venganzas, tiroteos y aventuras, hasta que el negocio dejo de serlo al filo de los años 80, para ser la casa común de Filmoteca y teatreros


 

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